Crear una empresa, por pequeña que sea, no es fácil. Cuando las familias deciden establecer un negocio, lo hacen para verlo crecer y se mantenga en el mercado a lo largo del tiempo. Sin duda, cuando los fundadores de ese patrimonio tengan que marcharse, los hijos deberán preservar ese legado.
Las familias que planifican en forma estratégica el futuro de su patrimonio, hoy son empresas que tienen una trayectoria de 80, 90 o más de 100 años de historia.
"En Valencia, España solía ir a comprar zapatos a una empresa que tiene 120 años de historia, y hoy es atendida por los bisnietos del fundador", comenta Pedro Roque, un consultor salvadoreño que en está por iniciar un curso de formación sobre la sucesión en una empresa familiar.
En España en particular y en Europa en general, existe una cultura más amplia sobre la sucesión empresarial, pues los hombres de negocios preparan a sus hijos desde pequeños para que llegado el momento asuman la responsabilidad de los negocios. De hecho, hay escuelas técnicas en donde los empresarios se capacitan para el plan de sucesión.
En El Salvador, hay muchas empresas familiares con 60, 70 o más años, en las que los hijos han ido retomando la responsabilidad que les heredaron sus padres. Sin embargo, cada familia lo hace a su manera, muchas veces sin tomar en cuenta que la salida del fundador generará un impacto en todos aquellos que tengan una relación de negocios con la empresa, como proveedores, clientes y hasta los mismos empleados. Para que esto no ocurra, lo ideal es planificar el cambio generacional con unos cinco años de antelación.
El especialista en habilidades gerenciales, calidad y productividad, sostiene que el fundador de una empresa debe estar consciente de que algún día deberá ceder el mando, ya sea a un hijo u otro familiar de su elección. La edad más apropiada para tomar tal decisión, según el experto, es entre los 60 y 70 años, pues es una época en que las fuerzas comienzan a disminuir, e incluso, aparecen algunas enfermedades.
Sin embargo, el fundador deberá comenzar a planificar su retiro laboral al menos con unos cinco años de anticipación, lo cual pasa por identificar al sucesor idóneo, que tiene que ser una persona de la familia que garantice la continuidad del liderazgo y el crecimiento de la empresa.
Como los sucesores casi siempre son los hijos, Roque recomienda que ellos visiten la empresa desde pequeños y conozcan todas las áreas y a las personas de confianza.
"Cuando los hijos cumplen los 18 años también es importante que se comiencen a involucrar en reuniones y conozcan los proyectos clave para la empresa, y cuando lleguen a los 25 años pueden asumir una gerencia", agrega Roque.
En ocasiones, cuando no se planifica la sucesión, ocurren contratiempos que pueden hasta llevar las empresas a la quiebra. En esos casos es importante resolver tomando en cuenta los valores familiares, antes que los económicos.
El consultor ha fundado un centro de calidad y productividad que en los próximos días días iniciará un programa de formación para hijos de empresarios. En una primera etapa el curso consta de 10 seminarios, y en una segunda (opcional), un viaje a Valencia, España, para conocer cinco empresas modelo.
Fuente: http://www.elsalvador.com/mwedh/nota/nota_completa.asp?idCat=75315&idArt=9376846
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