¡Comprobado! Las empresas familiares tienden a fracasar en un 75% más que las empresas constituidas por amistades o socios, pues dos de tres no llegan al éxito. ¿A qué se enfrentan estas organizaciones? ¿Por qué sólo el 1.5% sobrevive a la tercera generación?
El fenómeno no es exclusivo de México. Estudios realizados en EU indican que de entre las múltiples razones por las cuales fracasa una empresa, en 60% de los casos es por conflictos familiares; el 10% por falta de capacidad del sucesor; 20% por carencias administrativas y operativas del negocio; y 10% por falta de capital.
¿Tienes una empresa familiar sin negocio o una empresa familiar sin familia? Es la primera pregunta que realizó Rigoberto Acosta Tapia, director de Coach Latinoamérica, al asegurar que este tipo de negocios fracasa debido a una falta de identidad empresarial y a que los dueños llegan a ver a la organización como una extensión de su hogar.
Pero, ¿cuáles son los problemas más comunes de las empresas familiares? Durante un webinar, el especialista explicó los ‘10 pecados capitales’ de las empresas familiares, que, una vez comprendidos, tienen solución.
1. Conformismo
La mayoría de los proyectos familiares inicia como changarro o sencillamente con un bajo presupuesto, frente a lo cual, las familias justifican la falta de organización y seriedad. De acuerdo con el experto, el pecado consiste en trabajar sin saber a dónde vamos. Este tipo de estas empresas carece de una visión clara y objetivos establecidos; la mayoría lo ve como una oportunidad, no como un negocio. “Es importante construir patrimonio y trascendencia al mismo tiempo”.
Cómo redimirlo: Es importante que antes de comenzar –y si no lo hiciste, nunca es tarde para empezar- definir la visión, la misión y los objetivos de tu empresa, debes saber qué haces, hacia dónde vas y cómo lo vas a lograr.
2. Emocionalidad
Es un problema muy común en las organizaciones familiares, todos creen que se puede desarrollar como sucede en el hogar, y créelo, están muy equivocados. Estas empresas tienden a manejarse por caprichos, gustos, egos, deseos o apegos, lo que provoca desenfoque y dispersión.
“Es importante no pretender que los otros integrantes deben pensar, actuar o tomar las mismas decisiones que nosotros, eso es imposible (…) debe existir un punto medio entre la exigencia y el amor familiar”, comenta el coach.
Cómo redimirlo: Pensar que se prefiere una familia a un negocio puede ser el peor error. Debe existir una diferencia entre el amor familiar y el cómo se debe manejar una empresa para poder ser redituable y exitosa. También es importante definir las políticas dela empresa, de esta forma se evitará malos entendidos o conflictos. ‘Si está clara la regla, está clara la acción’.
3. Ignorancia
¡Cuidado, esta puede ser difícil de percibir! Existen casos de empresas donde no se sabe, o no se quiere saber, que es un negocio, más bien sirve como una extensión de la casa.
Cómo redimirlo: Debe quedar muy claro: ni el papá es el que manda, ni la mamá la que organiza, ni el hermano mayor el que tiene derechos y beneficios. Cuando se habla de fundar una empresa, debe quedar claro el organigrama, la posición que se ocupa y la contribución específica de cada miembro, esto evitará confusiones y peleas absurdas.
4. Displicencia
El experto asegura que en estos casos las decisiones se toman con base en la intuición: “Creo que esto puede funcionar como promoción”, “Me parece que puede funcionar”. Si es así, ¿dónde están tus métricas? Cuando las decisiones se basan en sentimientos o paternalismos, el negocio va en decadencia.
Cómo redimirlo: Cada miembro tiene la obligación de rendir cuentas de manera formal. Deben existir estados financieros, métricas de productividad y gráficas que lo soporten.
“Las decisiones deben ser agresivas, racionales y enfocadas a resultados”, comenta.
5. Anarquía
Todos somos familia y nadie se atreve a tomar responsabilidades por miedo a dañar relaciones o egos, por lo tanto, cada quien hace lo que quiere y como le parece. Esta actitud da como resultado el desorden y el caos de la empresa.
‘Donde existe orden, existe abundancia. Donde existe caos, existe pobreza’.
Cómo redimirlo: Establece reglas y consecuencias. Verifica que esto se haga en línea con tus valores y los de tu familia: honestidad, integridad, respeto, excelencia y calidad. Asegúrate de cambiar tus hábitos, pues recuerda que se predica con el ejemplo.
6. Mediocridad
Si no ves a tu empresa como un éxito, seguramente te conformarás con lo que se logre. “No existe un enfoque en la rentabilidad y la construcción de valor".
Cómo redimirlo: Debe existir metas concretas de rentabilidad y crecimiento del capital en la organización. Asimismo cada miembro de la familia debe contribuir para que esto se logre. Es importante recordar que el afecto familiar y la rentabilidad sí son compatibles.
7. Paternalismo
Lo que digan los ‘jefes’. No es así, en un negocio se debe hacer lo que más le convenga al negocio, no lo que digan los padres.
Cómo redimirlo: Forma verdaderos socios de negocios, es importante que haya miembros capacitados y llenos de profesionalismo, esto no sólo ayudará a fortalecer una empresa, sino la ayudará a despegar para el triunfo. Olvida la forma antigua de operar donde los grandes mandaban y los pequeños aprendían, explota la capacidad de cada uno de los integrantes y deja que crezca el negocio.
8. Egocentrismo
Todos llegan a creer en algún momento que ellos tienen la razón y que nadie puede hacer las cosas como ellos las hacen. ¡Estamos muy equivocados!
Cómo redimirlo: Debes enfocarte a implementar procesos adecuados que lleven a una delegación de puestos, también el prepara a los sucesores es muy buena práctica.
9. Informalidad
Volvemos a temas de inteligencia emocional, si existen sentimientos en lugar de razones se cae en estos términos. La formalidad depende de la organización y la exigencia de sus líderes. Así que es importante coachear a sus integrantes.
Cómo redimirlo: Capacita y actualiza a cada miembro de la empresa, empezando por los dueños.
10. Desorganización
Es 'EL' mal de las pequeñas, medianas y grandes empresas. Aunque sea una pequeña empresa, debes mentalizarte que todo debe estar en tiempo y forma, actuar como si trabajaras en un gran corporativo.
Cómo redimirlo: Es un consejo compuesto por todos los anteriores. Asegúrate de tener delimitados roles y jerarquías, cuida que existan los mismos objetivos y misiones, también cuida el respeto y los valores, de esta forma todo caminará hacia un mismo sitio y de una forma tranquila y apta para la familia.
Fuente: http://www.altonivel.com.mx/44897-10-pecados-capitales-de-las-empresas-familiares.html
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