Carlos Manuel Rodríguez (Tineo, 1970) preside la Asociación Asturiana de la Empresa Familiar (Aefas) y la comisión de la Cámara de Comercio de Oviedo. Es consejero delegado de Cafento, el primer grupo cafetero de capital español, con 430 empleados. La fundó su padre a partir de la tienda que montó su abuelo, Manuel Rodríguez, en Tineo. En una visita desde Buenos Aires para presentar a la familia a su primogénito, Juan Carlos, estalló la guerra civil y el matrimonio formado por Manuel (gallego) y Pilar (asturiana) tuvo que quedarse. Fue cuando decidieron montar un pequeño establecimiento de coloniales. Se le conoció popularmente como 'El Gallego', como al café que empezó a tostar y comercializar después su hijo Juan Carlos. Ahí empieza la historia de esta empresa familiar ahora en su segunda, o tercera, generación.
¿Cuáles son los problemas a los que se enfrenta una empresa familiar?
Hay que tener en cuenta que el 80% de las empresas son familiares. Los retos a los que se enfrentan son muy similares, sean empresas familiares o no. Sin tener en cuenta la crisis, diría que los mayores problemas son el tener un tamaño demasiado pequeño, la falta de profesionalización y de atracción del talento, la ausencia de internacionalización y el escaso dominio de los idiomas. La crisis, lo que hace es que a todo lo anterior se sume la reducción de la demanda, el cierre de los mercados financieros y la incertidumbre sobre el futuro. Y por ser una empresa familiar te enfrentas a retos adicionales, como el de preparar el proceso de sucesión.
¿Cuántas sobreviven al paso de una generación?
Las estadísticas dicen que el 70% no pasa a la segunda generación y que el 90% no lo hace a la tercera. Está claro que la continuidad de las empresas es un gran reto sobre el que hay que trabajar todos juntos. Es absolutamente necesario crear capacidad de emprendimiento, pero de nada sirve si se constituyen empresas por un lado y se destruyen por otro.
¿Qué empresas familiares son capaces de continuar con un negocio durante siglos?
La suerte no existe y si existe debe encontrarnos preparados. Sobreviven sólo aquellas empresas que han preparado el proceso de sucesión y han pensado en su continuidad. Pongo un ejemplo: si la naturaleza y la educación recibida ha hecho que un familiar tenga el talento necesario para dirigir a la empresa, debe de estar abonado el campo para que esa persona sienta la compañía como propia y quiera sacrificarse por ella, y que el resto de familiares lo interioricen. Si no lo hacemos así, cuando llegue el momento y queramos gestionarlo, nada saldrá, y a lo mejor la acaba gestionando la persona menos capaz.
¿Qué consejo puede dar a una familia con una empresa?
Dar consejos es complicado porque pueden volverse en tu contra en algún momento. Pero yo diría que ser parte de una familia empresaria es un privilegio y a la vez es una gran responsabilidad. El mayor reto que se tiene es la continuidad del propio proyecto, al que solo se puede hacer frente si desde el primer momento introducimos reflexiones sobre la continuidad, si pensamos en la siguiente generación y en cómo hacer que ejerza su responsabilidad. Si no, nuestros hijos heredarán un problema, no una empresa.
¿Cómo lo ha conseguido usted?
La empresa la creó nuestro padre a partir de una tienda de coloniales creada por nuestros abuelos. En estos momentos la gestionamos entre los tres hermanos, y la verdad es no sé si hemos conseguido todavía tener éxito en asegurar la continuidad. Un buen inicio no asegura un buen final.
Las empresas familiares suelen ser pequeñas, con pocos empleados. ¿Eso las hace más débiles?
Las empresas en España en general, y en Asturias en particular, son muy pequeñas. El tamaño importa mucho. El crecimiento debe ser uno de los mayores retos de los empresarios.
De las 511 con más de 10 empleados y las 16.187 con menos de 10 que hay en Oviedo -según datos de 2013-, ¿cuántas saldrán de la crisis?
Me gustaría tener una bola de cristal, pero no lo sé. Hay grandes empresarios y grandes empresas que no han podido con la crisis. Solo diría que el no salir es un paso más en el proyecto, no es un fracaso. Hay que aprender y emprender algo nuevo. Levantar la cabeza y estar orgulloso de lo que uno ha hecho, y lo que ha aportado a la sociedad durante todos los años anteriores. Nadie nos tiene por qué avergonzar por no haber podido salir de la crisis. Y la sociedad en su conjunto, empresarios, trabajadores, pero también los políticos y los sindicatos, debería de reflexionar sobre por qué nos ha pasado lo que nos pasado; por qué se está dilapidando la capacidad emprendedora de muchos empresarios; y por qué no estamos poniendo el remedio para que en Asturias se cree más capacidad emprendedora. Es lo que nos hará fuertes en el futuro.
Fuente: http://www.elcomercio.es/oviedo/201408/31/sobreviven-empresas-preparado-sucesion-20140831004625-v.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario